viernes, 8 de junio de 2012

El día D a la hora H o H y media.


La naturaleza no se cansa de sorprender día a día a todo aquel que desea ser sorprendido. Es cierto, que no siempre que se sale a buscar un águila real, esta se deja ver, o que después de ver una urraca bañándose en un charco durante seis días seguidos a la misma hora, al séptimo llevas la cámara de fotos y la urraca no aparece. En mi caso, soy poco exigente en este aspecto, salgo al campo a observar, sin ninguna pretensión, ni encomienda y juro que no hay salida en la que no sienta que he vivido algo especial, único, irrepetible o inolvidable. La esencia puede estar esperándote en la montaña mas grande, o en el mas ínfimo grano de arena, pero lo que es seguro es que esta dispuesta a mostrarse si la buscas.
Ademas de las vivencias diarias, están los días D y las horas H, que es lo que yo llamo estar en un sitio justo el día y a la hora en que pasa algo especial. Este año he tenido tres días D, los tres con insectos de por medio, uno de ellos con este curita o aceitero.


Cuando ves el primer curita, los comentarios suelen ser siempre los mismos !Que chulo¡ !Seguro que tiene esos colores por que es toxico¡ !Shiquillo, no toque eso que eh venenoso¡
Si ves el segundo y tercero, comenta el entendido: -Aunque no lo parezca, es el escarabajo mas grande de Europa. Sus larvas son parásitas, suben a las plantas y se enganchan a otros insectos con unas singulares uñas.
Si tienes la suerte de ver el cuarto, el quinto, y el sexto, ya salta el graciosillo !Oju po no hay bichos aquí¡ !A mi me han dicho que si les escupes se mueren¡
Cuando este animal se ve en peligro, segrega una sustancia aceitosa, por ello su nombre. La sustancia es rojiza y es segregada por varias partes del cuerpo, por eso de niño creíamos que si le escupíamos se desangraba. Ojo con esta sustancia que puede crear ampollas y complicarse en personas alérgicas o con piel sensible.

Pero si de repente y de la nada aparecen cientos y te das cuentas que estas rodeado por miles de estos bichos, el comentario es el mismo que dijo un alemán en la playa de Normandia cuando vio tanto barco. -!Ostias, de donde coño han salido¡-.
Hasta 18 ejemplares por metro cuadrado conté en una zona de cientos de metros. La cantidad dificultaba por momentos el andar.





Cuando igual de rápido que nos rodearon los curitas, empezaron también a llegar cernícalos pensé:
La que se va a liar, que por otro lado, es lo mismo que contestaría el compañero de garita de aquel alemán que le toco guardia el día D a la hora H en aquella hasta entonces tranquila playa. En este caso la guerra fue, entre los cernícalos y curitas.  








Nunca he visto tantos cernícalos cazando juntos (deje de contar a los 20 y casi podrían doblar el numero), machos y hembras. Volando a nuestro alrededor, flotando encima de nuestras cabezas, seleccionando las presas mas grandes y mostrándonos vertiginosos picados. Contemplar tantos, tan de cerca y tan libres como el viento que los mantenía en el aire es algo que no se olvida y este es un espectáculo que solo se puede ver un periodo de tiempo concreto, (lo que tardan unos miles de curitas en echar un kiki) y que difícilmente volveré a contemplar.Esto es lo que yo llamo estar en un sitio el día D a la hora H, o H y media.







3 comentarios:

Luis C. Herrero dijo...

Estupendamente explicado, ya me hubiese gustado estar alli. Un saludo

Lara dijo...

Genial!, me encanta como lo has relatado porque además en lo más simple está lo más hermoso.
Un saludo

Jesús del Valle dijo...

Muy bien H.S. Interesante animal ¿eh? como bien dices plagado de leyendas pero al final una soberbia despensa de alimento para especies predadoras.
Es cierto que parasítan otros insectos, nada menos que nuestras queridas abejas productoras de miel.